miércoles, septiembre 20, 2006

Groucho


Mi gato Groucho va a cumplir medio año de vida a finales de septiembre. El tio, se podría decir, es cariñoso pero a su manera...Desde aquel día que lo recogimos entre unos arbustos de la calle de Violeta hasta hoy, ha pasado mucho, y su manera de relacionarse conmigo ha variado en todo este tiempo. Si bien antes sólo se comunicaba a traves de unos seudo-maullidos que parecían el sonido del típico pato de plástico al apretar, ahora existe un juego de miradas y un lenguaje que nos permite relacionarnos.
Su lenguaje común es el mordiscarañazo. He llegado a la conclusión de que cada vez que quiere algo de mi acude a este tipo de lenguaje no verbal con el que, por lo que veo, se siente más que cómodo y con el que consigue comunicarme sus deseos, expectativas, miedos, pesadillas...
El caso es que creo que el cuerpo humano no está hecho para entender el lenguaje de mi gato Groucho y el de otros muchos que existen por el mundo. Pero no por ello debemos cabrearnos cuando intentan comunicarse colgándose del brazo y haciendonos un arañazo más largo que una limusina...Es más, debiéramos mirar el arañazo y entender cuan incomprendidos estan nuestros felinos en función de la apertura de la raja y de lo rojo de la herida...
Mi veterinario dice que cuando un gato quiere atacar/jugar se le dilatan los ojos. Groucho, que por lo que me cuenta no fuma porros, siempre tiene las pupilas dilatadas, por lo que siempre quiere atacar/jugar...asi que considero que es imposible que un gato esté en plan seven eleven queriendome atacar/jugar...De ahí la teoría de su peculiar lenguaje sanguinario...
Si no fuera porque saben que tengo gato, las vecinas del portal a las que saludo por la mañana pensarían que me gusta el sado...